Mañana será un día grande para toda esa Italia que durante años se ha avergonzado de su propio sistema. Un sistema gravemente dañado precisamente por aquellos a los que más ha favorecido y encumbrado.
Mañana comienza uno de los partidos más decisivos para el país transalpino: el que enfrenta a su Poder Judicial contra su Poder Ejecutivo: David contra Goliat.
Mañana Silvio Berlusconi, el presidente del decretazo, el de las reformas de unas leyes encaminadas a salvar su propio trasero, el cual, prexisamente tendrá que ser aposentado ante los juzgados de su amada Milán para hacerse responsable de sus actos como presidente de la República y como hombre de a pie; deberá hacer frente de las acusaciones por el caso Rubygate: prostitución de menores y abuso de poder.
Mañana será un día agitado para Il Cavaliere, sin embargo, mañana será otro día y en Italia, el país del cafetino y del pizzo eso significa tener el tiempo necesario para evitar lo inevitable.
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